Mick Schumacher insiste: se hizo piloto de Fórmula 1 por amor a las carreras y no por la presión ligada a la herencia de su ilustre padre.
A sus 23 años, Mick Schumacher disputa su segunda temporada en la F1 con la esperanza de seguir su camino. Su inicio había sido complicado, ya que su compañero de equipo Kevin Magnussen le batía constantemente.
La situación mejoró y el alemán finalmente anotó sus primeros puntos en la principal disciplina del automovilismo.
El conductor de Ferrari Driver Academy es menos comparado con Michael, su padre, que cuando empezó, pero todavía le surgen muchas preguntas sobre este tema.
"Me gustaría repetir que estoy aquí sobre todo porque amo este deporte. Me encantan las carreras y siempre quise llegar a la F1. No importa lo que hiciera mi padre, quien, a mis ojos, es mucho más que un piloto", expresó el alemán.
"Tengo mucho apoyo"
Y el piloto de Haas insiste: no, este apellido no ejerce una presión extra sobre sus hombros.
"No, no que yo sepa. Estoy seguro de que tiene pros y contras, pero solo veo los pros. Estoy orgulloso de representar este nombre y poder mostrar lo que puedo hacer.
"Tengo mucho apoyo, creo que ese es el punto más importante. Estoy agradecido y soy afortunado de tener padres así. Además quiénes somos, creo que nuestra mentalidad familiar es increíble. Es algo que desearía que todos tuvieran", valoró.
Reveló que nunca se sintió realmente presionado y pudo conocer los secreto tras el volante poco a poco.
"Pude crecer a mi propio ritmo y nunca tuve que hacer nada. Es una gran ventaja en el automovilismo porque siento que no muchos pilotos tienen el privilegio de aprender a su propio ritmo, muchos se vieron obligados a aprender más rápido, tal vez fueron educados muy duro, lo cual yo nunca lo supe", destacó.