Carlos Sainz ha insistido en que su primera victoria en la Fórmula 1 no alivió el estrés de sus hombros.
El español obtuvo su primera pole position en Silverstone y, a pesar de cometer un error temprano para permitir el paso de Max Verstappen, aprovechó al máximo los problemas de daños del piloto de Red Bull y una batalla con su compañero de equipo Charles Leclerc para llevarse el triunfo.
Admitió que le gustó dejar atrás esa eterna cuestión sobre esa primera alegría en la F1, aunque él sabía que tarde o temprano aparecería en lo más alto de la tribuna.
"No tener la pregunta de '¿Cuándo vas a ganar?' fue lo más importante, pero tenía bastante claro en mi mente que iba a suceder. Había estado cerca un par de veces antes y este año seguí creyendo que iba a suceder.
"No alivió ningún tipo de estrés ni nada porque en Austria me sentí muy similar a cualquier otro fin de semana de carreras", aseguró al respecto.
El español valoró no sólo ese primer lugar, sino el tener la posibilidad de repetirlo cada vez que se sube a un coche, algo fundamental para él en esta temporada.
"Pero sigue dándome la sensación de que estoy cada vez más cerca, y en Austria, nuevamente fue un buen ejemplo de estar en la lucha por la victoria y en la mezcla, que es exactamente lo que pretendo hacer en cada carrera", destacó.
Sólo la falta de fiabilidad lo afecta
El piloto de Ferrari volvió a ser competitivo en Austria antes de que su unidad de potencia cediera, lo que resultó en un final duro. Después fue el piloto más rápido en el Gran Premio de Francia y probablemente habría ganado si no hubiera sido por una penalización de back-of-the-grill.
Sainz superó a Leclerc en la calificación en Hungría y terminó por delante del monegasco para subrayar su cambio en la suerte de un comienzo difícil de la temporada que lo vio girar contra la grava o las barreras tres veces en dos fines de semana de carrera.