Toto Wolff es un personaje clave en la historia de Mercedes en la Fórmula 1. Sin él seguramente no se entendería lo que el equipo ha logrado.
Torger Christian Wolff nació el 12 de enero de 1972 en Viena, Austria.
Como un buen Lobo tuvo que afilar sus colmillos desde muy joven a partir del dolor. Su padre luchó durante 10 años contra el cáncer en el cerebro y murió cuando él era adolescente.
“Mi infancia se vio muy dañada porque mi padre estaba muy enfermo, es todo lo que puedo recordar de cuando era niño. Estuvo enfermo durante 10 años antes de morir”, dijo Wolff a Insider.
Para bien y para mal eso lo formó como alguien mucho más duro que el resto de las personas, pero al mismo tiempo sensible a las necesidades ajenas.
Carrera como piloto
Su etapa tras el volante fue corta, pero exitosa. Ganó las 24 Horas de Nurburgring en 1994 y también corrió en GT.
Sin embargo, entendió que lo mejor que le podía pasar era meterse en los negocios.
Inversionista exitoso
Fundó su propia empresa de inversión a los 26 años Marchfifteen en 1998 y después de eso volvió al automovilismo.
En 2009 se hizo accionista de Williams, adquiriendo el 15% del equipo, pero tuvo que dejarlo porque un reto más grande tocó a su puerta.
Llegó a Mercedes en 2013 y la hizo la máxima ganadora de títulos colectivos en la Fórmula 1. Además, tiene una tercera parte de la empresa.
Junto a Lewis Hamilton supo crear un entorno donde los triunfos han sido cosa de todos los días. Ahora la misión es recuperarse después de dos temporadas en blanco.
Filosofía
Toto es un competidor nato. Necesita retos constantes y sentirse importante para motivarse.
“Es necesario saber que la falta de objetivos, energía, motivación, la complacencia y el sentido de derecho son factores que contribuyen a la caída de cualquier equipo. El Imperio Romano cayó porque ya no tenían países que conquistar”, aseguró a la citada Insider.