Max Verstappen y Sergio Checo Pérez hicieron el 1-2 en el Gran Premio de Emilia-Romagna... pero pudieron no lograrlo y que no fuera su culpa. Eso es lo que Christian Horner consideró, a partir de la poca fe que aún le tiene al coche de Red Bull.
En las tres carreras anteriores el Toro Rojo acumulaba tres abandonos por problemas con el RB18, dos de Max y uno más de Checo, justo cuando ambos apostaban por subirse al podio.
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"El problema con una carrera como esta es que sólo puedes perderla en las últimas 15 vueltas. El clima... la lluvia estaba llegando y de repente piensas en todos los temas de fiabilidad", expresó en charla con el F1 Nation Podcast.
También aprovechó para tirar un dardo a los problemas de rebote de Charles Leclerc que evitaron que metiera en aprietos a Pérez y le robara el segundo lugar.
"Mi pie golpeaba arriba y abajo más fuerte que el casco de Leclerc", agregó.
De nuevo, aventándole el coche a su rival de Ferrari, recordó que con las condiciones de la prueba lo más sencillo era fallar, y que por eso se tranquilizó tanto cuando el 1-2 fue un hecho.
"Es tan fácil poner el volante en un bordillo [como Leclerc, ed.] Me parecieron una eternidad esas últimas 10 o 15 vueltas. Fue realmente un alivio ver la bandera a cuadros", agregó.
Valora a Checo y a Max
Con un monoplaza que aún no está completamente terminado, Horner admitió que se deben tomar algunos riesgos, y que el mexicano y el neerlandés están destacando y ayudando al equipo sobre la pista.
"Es un Campeonato muy largo y hay fines de semana de por medio con muchos puntos. El campeonato será una especie de subida y bajada.
"Los coches están lejos de ser 'maduros' y se trata de quién puede desarrollarlo mejor.... Nosotros nos actualizamos y funcionó bien. Asumimos el riesgo con solo una sesión de Libres por la lluvia, y funcionó. Los pilotos han hecho un buen trabajo y estamos sumando muchos puntos", sentenció.