Las Vegas fue una oportunidad desperdiciada para los de Maranello. Esta vez no fue culpa del coche, ni de un error de los pilotos. Si Ferrari se quedó sin un doble podio en Nevada, fue por esa tapa de alcantarilla levantada que golpeó el SF-23 de Carlos en los primeros entrenamientos libres del fin de semana.
La FIA, después de haber dado el visto bueno a una pista que evidentemente tenía fallos, sancionó al español en parrilla por haber sustituido la batería, demoliendo aún más su fin de semana con muchas burlas para Ferrari, que habría tenido que pagar la cantidad de 1.225.000 euros en daños.
Shock
En una entrevista con su patrocinador Banco Santander, el nacido en Madrid contó: “Me dio un golpe fuerte, porque la tapa de registro golpeó la parte delantera del chasis, ocupando también la zona de los asientos. Estaba en shock, el golpe fue como una explosión.
"Y si ves las imágenes desde fuera, en realidad parece que el coche explota. Pero gracias a Dios no me pasó nada. Sin duda fue lo más extraño que me pasó en mi carrera.
“Lo que me pasó en Las Vegas es algo que muestra cómo este deporte debe seguir funcionando, porque nadie en la F1 estuvo de acuerdo con esta penalización y estaba contento con esta situación. En primer lugar, era una sesión de entrenamientos libres nocturna y, al estar oscuro, no se podía distinguir bien.
"La frustración en estos momentos es muy difícil de gestionar, especialmente cuando eres muy competitivo y trabajas duro para prepararte para una carrera. De repente suceden cosas como las de Las Vegas, donde se rompe una alcantarilla y prácticamente destroza tu coche, arruinando tus dos últimas carreras del año.
"No podría haber hecho otra cosa, es más culpa del circuito o de la FIA, pero aun así te penalizan dándote diez posiciones en la parrilla, así que tienes que empezar desde más atrás aunque hayas demostrado que eres de la primera fila", apuntó.