Carlos Sainz reconoció que se frustró por el rendimiento de su SF-23 al inicio de la temporada porque no podía aspirar a a ganar carreras.
El español fue un duro crítico del coche de Ferrari. No se explicaba porqué no funcionaba como quería. Antes del Gran Premio de Italia (el decimotercero del año) ni siquiera subió al podio.
"Creo que la primera parte del año fue difícil porque todos esperábamos más, incluido yo. Me sentí un poco decepcionado y sorprendido por la diferencia con Red Bull en algunas pistas y la forma en que no pudimos luchar por los objetivos que nos habíamos fijado", reconoció recientemente en palabras recogidas por Motorsport.
Después todo mejoró un poco y hubo esperanza. Sabía que había circuitos con oportunidades para él y para el equipo.
"En la segunda mitad estaba claro para mí y para el equipo que se trataba de aprovechar al máximo nuestras oportunidades y reconocer el hecho de que habría carreras en las que lucharíamos por la pole position y tal vez por la victoria".
"Pero también habrá otras pistas en las que tendremos que conformarnos con P5, P6 o P7 porque estamos a casi un segundo del ritmo de carrera. Reconocer eso y adaptarme a ello cambió mi forma de pensar y me di cuenta de que cada fin de semana sería un poco diferente", agregó.
Clave
Se trataba de no equivocarse, algo que casi logró. Pudo sacarle todo el partido posible a su monoplaza.
"Se trataba simplemente de ser consistente, conseguir puntos para el equipo y aprovechar al máximo lo que teníamos. Y en la segunda mitad hubo muy pocos errores. Creo que aproveché al máximo el coche y extraje lo que estaba disponible para nosotros", sentenció.
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