El pasado fin de semana se celebró el Gran Premio de Fórmula 1 de Las Vegas y los espectadores tuvieron que pagar mucho dinero para asistir a la carrera. Sin embargo, hubo otro grupo de aficionados que tuvo una solución creativa para asistir a la carrera de una forma más económica.
El fin de semana de la primera carrera de la categoría reina en la ciudad del juego desde 1982 comenzó de manera controvertida. Después de sólo ocho minutos de los primeros entrenamientos libres se anunció que se cancelarían.
Carlos Sainz pasó por encima de una tapa de alcantarilla suelta y el Ferrari quedó completamente destruido. Esteban Ocon y Zhou Guanyu también sufrieron daños.
Por motivos de seguridad, no se reanudaron, la FP2 se pospuso más de dos horas y pasó de durar 60 a 90 minutos.
Como la organización no podía permitirse el lujo de tener personal trabajando hasta tan tarde, tuvo que tomar la decisión de echar a los aficionados antes del segundo entrenamiento. Incluso la policía tuvo que intervenir para sacar de las gradas a quienes no querían irse.
Solución creativa
Algunos aficionados han presentado una demanda contra la Fórmula 1. Según la denuncia alega incumplimiento de contrato, negligencia y prácticas comerciales engañosas.
Además del fiasco durante las prácticas, ya hubo muchas críticas de los residentes locales que se vieron afectados por las renovaciones del Strip Circuit de Las Vegas.
Además, los espectadores estaban descontentos por los elevados precios de las entradas para asistir a la carrera. No bajaron de dos mil dólares.
La organización también quería impedir que los aficionados que paseaban por el circuito callejero pero no tenían entrada pudieran echar un vistazo. Se colocaron pegatinas en las ventanas de las pasarelas sobre el circuito para que solo se viera una neblina, pero la gente las arrancó rápidamente.
También se colocaron telas negras en las vallas alrededor de la pista, pero los aficionados simplemente les hicieron agujeros para poder seguir viendo la carrera.