Máx Verstappen demostró que está hecho a prueba de todo y que es prácticamente invencible después de ganar el Gran Premio de Las Vegas incluso recibiendo penalizaciones y daños en su monoplaza tras un choque.
Las Vegas nos entregó la carrera más emocionante y caótica de la temporada, donde de principio a fin hubo un montón de rebases, hasta la última curva.
Desde la primera curva, Max estuvo involucrado en una situación polémica de la carrera ya que en la salida empujó el auto de Charles Leclerc hacia afuera de la pista, causándole una penalización de 5 segundos que lo llegó a mandar a la décima posición.
Posteriormente, estuvo envuelto en otro incidente con Geroge Russell donde perdió una parte de su monoplaza, siendo culpable de ellos el británico, pero a pesar de esos inconvenientes, el huracán holandés siguió escalando posiciones para imponerse en la ciudad del pecado.
"Fue una carrera muy difícil, tuve que pelear micho en el inicio especialmente por la sanción, tuve que rebasar autos y los carros de seguridad entraron en juego, pude por fin con el DRS entrar en competencia pero aun así te peleaban la posición, fue muy agradable", declaró para F1TV posterior a la carrera.
"Creo que estaba feliz que no se afectó más de la estructura del auto en el toque con Russell y se pudo ganar la carrera. Creo que fue muy divertido el circuito, el DRS como dije ayudó mucho a la carrera y la poca degradación de las llantas, es algo muy divertido. Los estadounidenses son una gran afición espero que lo hayan disfrutado tanto como nosotros, espero regresar ya el siguiente año y espero que ellos también lo hagan", sentenció el piloto de Red Bull después de que toda la semana menospreciara la carrera americana.